Algunos viajan como leyendo un libro, otros como viendo la tele.
Hablaré de estos últimos por cuestiones modernas, aclarando que no es lo mismo viajar, que correr a todos lados sin llegar a ninguno, en el inocente intento por escaparse de si mismos.
Me da tanta ternura los turistas que traen sus fotospostalesnomeacuerdodedondeesesta, los que se sientan cansados de buscar unos tacos de ubre en Paris sin saber que estan sentados en la banca de Victor Hugo y los que se meten al cine en Sevilla o se duermen a las 10pm en Las Vegas.
Hay otros que todo lo comparan y no hay nada mejor que su región, esos tal vez logren salir de esa primera página del mundo que es todo país natal y que por muy hermoso que sea, es sólo la primera página; los nacionalismos se curan viajando y los viajes no enseñan por el puro hecho de hacerlos, por vanidad o por moda como maleta crucificada de etiquetas que sólo trae ropa sucia después de recorrer todo el continente.
Los viajes se han convertido en fugas, no de enriquecimiento sino de simples tubos de escape de la ''rutina diaria'' por pensar que con el cambio de clima habrá un cambio de alma.
Parece que al hombre moderno hay que sacarlo, como a los perros, a pasear todos los días.
