El perfume

Mi mamá es una persona tan mágica e interesante que un dia cualquiera como hoy, apareció en su mesa una copa con agua en la que un tallo de planta trataba de echar raíz, un pedazo de hierba igual que todas las de su jardín, solo que esta llamaba la atención por carecer de personalidad. Parecía venir de alguna tierra muy lejana sobreviviendo a los tiempos, a los jardineros estéticos y a sus creencias; como si esas hojas buscaran perpetuar inocentemente a una Babilonia perdida defendiendo sus orígenes, como si a las plantas les importara de imperios y civilizaciones; ahi estaba un poco jorobada como cualquier pedazo de vida adaptándose a algún envase extraño como su nueva cuna.

No sé si el aroma verde de esa varita es natural, lo mas seguro es que se haya perfeccionado en algún ambiente divino, como si se hubiera entregado humildemente de regalo a otra cuna.

Froté una de sus humildes hojitas lastimeras para olerla y el sentido del olfato me pareció tan indigno para hacerle justicia.

El aroma de la Mirra, el perfume de Dios.